La fotosíntesis artificial utiliza los mismos ingredientes que la natural: luz, agua, y dióxido de carbono. Sin embargo, el producto no es azúcar, sino combustibles como el gas natural –metano– o alcoholes.
Estos combustibles almacenan energía que liberan cuando se queman. Tienen una gran ventaja frente a la glucosa: podemos aprovecharlos fácilmente en nuestros coches, calderas, máquinas e industrias.
Gracias a la fotosíntesis artificial podemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los combustibles que generamos han atrapado el dióxido de carbono de la atmósfera. Al quemarlos, se emite exactamente la misma cantidad. Este ciclo cerrado es completamente sostenible y no repercute en la contaminación atmosférica. Además, los procesos para producir combustibles mediante fotosíntesis artificial son mucho más eficientes y ecológicos que los procesos para obtener combustibles fósiles.
FUENTE:http://labvirtual.iciq.es/es/fotosintesis-artificial/